Viví engañado estos tres años de mi vida. Siempre creí que
era un perro cualunque, común y corriente, un atorrante. Soy de raza, diario.
Escuché claramente cuando una señora, en la calle, le preguntó a Pablo de qué
raza era y él respondió: “Lanus Sheperd”. No sabés la emoción que me dio. No
porque me hubiera sentido menos ya que siempre miré con cierta sorna a los perros
de raza, ya que todos se parecen entre sí. Pero supongo que para los humanos
debe ser como siempre mirar de reojo a los ricos por sentirlos frívolos o
egocéntricos; y de repente, tener un golpe de suerte y ser ricos como aquellos
a los que se miró de soslayo antes. ¿Está mal querer “pertenecer”? Tal vez,
para que la vida se nos haga un poco más fácil. Es más sencillo para un “Lanus
Sheperd” que para un perro común, supongo. Lo único que no me gusta de esto es
que, seguramente, me voy a topar con muchos “Lanus Sheperd” como yo. Me gustaba
ser casi único. Todo no se puede en la vida.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Lanús Sheperd
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Te felicito Pablo y les deseo a ambos toda la felicidad del mundo, porque ambos se la merecen. Las mascotas son lo mas bello que existe.
ResponderEliminarLes deseo a ambos que sean muy felices.
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