Hola, diario. ¿Podés creer que Pablo volvió a irse? Yo no sé qué se piensa... A veces tengo miedo de que se esté convirtiendo en nómade. No sería vida para mí... aunque obviamente, lo seguiría adonde sea... Pero yo prefiero estar acá calentito, con morfi* asegurado y caricias al por mayor. Anoche otra vez tomó la valija y comenzó a llenarla de ropa. Hasta el cepillo de dientes se guardó. Quise meterme en ella, pero no me dejó. Hoy a la mañana se despidió con muchas caricias, besitos en la frente y promesas de que "enseguida" vuelve. Ya sé que por lo menos se tomará entre cinco días y una semana. Tal vez mi vida sea así siempre... que, de tanto en tanto, él se vaya de viaje y me deje al cuidado de algún otro integrante de la familia. Mientras no me deje al cuidado de Zsá Zsá no tengo problemas.
Cuando me hizo mimitos en la cara, no me aguanté y me puse a llorar. Ahí me abrazó. Como me di cuenta de que funcionó, comencé a llorar más fuerte, para ver si se arrepentía y se quedaba. Pero no fue así. Nos quedamos los dos mirándonos con mucha tristeza, me dio una golosina y cerró la puerta.
Ahora estoy observando un almohadón y un peluche de Bob Esponja. A ver qué agarro primero en señal de protesta.
* Comida.
domingo, 28 de marzo de 2010
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