UNA VIDA SIN UN PERRO, ES UN ERROR

"LA GRANDEZA DE UNA NACIÓN Y SU PROGRESO MORAL PUEDE SER JUZGADO POR LA FORMA EN QUE SUS ANIMALES SON TRATADOS."
Mahatma Gandhi

NO USES PIROTECNIA

NO USES PIROTECNIA
Por favor, no usen pirotecnia. Los "cuetes" nos asustan, nos hacen mucho mal a nuestros oídos, nos desorientan y son la causa de que muchos perros y gatos se pierdan entre diciembre y febrero. Lo mismo les ocurre a otros animales, como las aves. Pensá en nosotros y en los múltiples problemas que pueden causar los fuegos artificiales. NO USES PIROTECNIA. Gracias. PD: Ah... Ponele chapita con número de teléfono a tu perro. Para esta época hay muchos perros perdidos a causa de la pirotecnia, por favor, si ves alguno no sigas de largo, ayudalo a encontrar a su familia.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Me pareció ver a un lindo gatito



Hola, diario. Estoy preocupado. Yo estoy casi seguro de que Néstor no sería capaz de comerse a Pérez. Pero el “casi” me preocupa mucho. Néstor se pasa horas y horas observándolo. A Pérez no le molesta, lo mira de reojo y sigue comiendo o cavando galerías en el poco espacio que tiene para vivir. Y a Néstor no le importa otra cosa que sentarse a observarlo.

Yo quisiera pensar que no convivo con un asesino, ¿no?

 

PD: Como de costumbre, Pablo se está encariñando. Lo pesqué que levantaba la tapa de la pecera y le rascaba la cabeza con el dedo a Pérez. Creo que si se encontrara una araña, se encariñaría también.


sábado, 19 de noviembre de 2011

Eramos pocos y faltaba Pérez

Hola, diario. Vos sabés muy bien cómo me irrito cuando Pablo confunde nuestra casa con un refugio en zona de riesgo. Las veces que me habrá tocado convivir con otro perro mugriento porque a él le partió el corazón. Hace poco trajo una gatita bebé. Por suerte estuvo sólo tres horas porque corría el riesgo de ser degollada por una uña de Néstor. El rubio estaba furioso. Celosísimo. Para él, con los perros todo bien, pero no le traigas otro gato porque se pudrió todo. Finalmente, se la quedó el portero del edificio y hoy observa a Néstor desde el noveno piso. Espero que no intente planear.

Anoche llegaron a casa Pablo y Nelson con otro ser vivo. No era ni un perro ni un gato ni una paloma. Era pequeñísimo y estaba adentro de una pecera de vidrio. Algo inquieto, desconcertado y te diría preocupado. Pablo me dijo que esa clase de bicho se llama “hámster”. Debe ser alguna marca importada de rata. “Este es Pérez”, me dijeron. El asunto es que Pérez se para en dos patitas y apoya sus manitos en la pecera. Me vio y no pareció sorprenderse. Según escuché, lo encontraron entre la basura del edificio donde vive Nelson. Parece que alguien se “aburrió” de contemplar a Pérez y no se le ocurrió mejor idea que abandonarlo ahí.

Me morí de la emoción cuando me avivé que adentro de la pecera había una ruedita muy simpática sobre la que Pérez se sube y comienza a correr sin parar. Está apuradísimo, pero no sé muy bien a dónde quiere llegar. Te matás de risa. Me hubiera encantado largar una carcajada, como hace Pablo cuando se divierte. Mi cola se convirtió en un ventilador de cómo se movía.

Otra cosa muy graciosa que hace es comer sin parar. Se mete mucha comida en la boca, muchísima, casi tanta como el tamaño de su cuerpo y la guarda en su buche. Se la queda un muy buen rato y luego la regurgita, para comérsela. Un bicho raroooooo... Hay formás más fáciles de tragar.

La preocupación de Pablo y Nelson era cómo poner a Pérez lejos de Néstor. Aunque no me lo cuenten me doy cuenta de que los gatos son capaces de convertir en cena a un bicho como este. Pusieron la pecera donde vive Pérez arriba de un mueble. Antes de que se relajen, sin que se den cuenta, Néstor apareció olfateando el aire con mucha curiosidad. De repente, pegó un salto y subió a una silla para observar a Pérez. No se lo quiso comer, aunque supongo que es porque no puede y está protegido por esos vidrios. Pero lo observa muchísimo y está muy preocupado por el nuevo habitante de la casa. Pablo y yo también.







viernes, 4 de noviembre de 2011

Gente


Hola, diario. Hoy estoy bajoneado. Es que estuve reflexionando mucho sobre los humanos, en general. Tantos años en esta vida en medio de las personas me han enseñado a entenderlos perfectamente. Sus palabras, sus gestos, sus tonos... La combinación de mi vista, oído y olfato son perfectas. Bueno... casi perfectas. Creo que nunca voy a entender sus actitudes. He visto casos en los que no soportan su felicidad, otros en los que pueden cruzar sentimientos casi opuestos, otros en los que se pelean los que se aman. Estuve pensando eso nomás. Me gustaría mucho poder darles a los humanos un curso en el que aprendan todas las virtudes que tenemos los perros: tolerancia, paciencia, paz, amor incondicional. Lo haría gratis y ni siquiera habría que hablar, eso los pierde a los humanos. Sólo nos miraríamos a los ojos.

martes, 1 de noviembre de 2011

Amabilidad


Hola, diario. Hoy, la chica del bulldog con pintitas me dijo que era un asqueroso cuando me acerqué a olfatearle el culo a su perro. Me quedé mirándola, desconcertado por su actitud. Levantó el dedito y me repitió una y otra vez: "Asqueroso, asqueroso, eso no se hace". Nos miramos con el bulldog comprendiéndonos, me di media vuelta y salí de su radio intolerante.
Ya sé... ya sé... Soy observador, no me lo digas. Pablo cuando se saluda con alguien no le huele la cola. Es una actitud que los humanos no tienen y aún no entiendo por qué. Se enterarían de muchas cosas sobre sus congéneres si se olieran un poco más. Pero bueno, tienen sus narices atrofiadas. Nosotros, los perros, nos saludamos así y en dos segundos de olfateada tenemos el curriculum completo del otro. Claro que yo no soy de esos perros a los que les gusta saludar a todos sus congéneres. Es que, como te dije varias veces, no estoy muy seguro de si soy un perro o un humano dentro de un perro.
Por eso, no me pinta ni ahí ir a olfatearle el culo a un rottwailer, a un pit-bull o a un pastor alemán... mucho menos a un dogo. Tu nariz puede acabar entre sus dientes. Yo respeto los gustos de todo el mundo, pero tampoco me da mucho interés averiguar el curriculum de los machos. Bueno, sí, alguno que otro puede ser... pero prefiero enterarme de la vida de las chicas del barrio. Y sólo me basta con oler un poquito sus nalgas. Y así soy capaz de mantener una conversación durante un rato. Yo la huelo, ella me huele, yo la huelo, ella me huele... y damos un poco de vueltas en círculo. Si nos caemos bien, corremos un poco alrededor de nuestros amigos humanos.
Soy Aries y a nosotros no nos gusta andar haciendo amistad con todo el planeta.
Hay muchos perros a los que les encanta ir a saludar a todos sus congéneres. Son capaces de cruzar la calle para saludar a alguno. Macho o hembra. Son los "saludadores". Sus rabos se mueven más que sus patas. Pierden mucho el tiempo. En lugar de hacer pis o tratar de encontrar un buen hueso detrás de un árbol, se ocupan de hacer sociales con todos los demás perros del planeta. Está bien, pero no me va. Ya soy un señor grande y selecciono un poco más mis amistades. Soy un perro solitario. Pablo y yo somos suficientes. Claro... a él no necesito olerlo, con sólo mirarlo a los ojos ya sé qué hizo, qué va a hacer y qué piensa.
De todos modos, cómo olvidar esas olfateadas que nos dábamos con Morenita. A veces cierro los ojos y la imagino saltando y corriendo de esquina a esquina, como lo hacíamos siempre. Señora: ¡No soy asqueroso por olerle el culo a su perro! Soy educado. Usted nunca saludó a Pablo ni con su voz, ni con su nariz.